¿Adónde vas sin tus sueños?
Regresa a tu infancia – esa tierra donde era fiable dejar el corazón al viento y las fantasías eran las únicas propietarias de tu voluntad – y dale permiso a la vida para traerlos de vuelta.
Rodéate de quienes reconocen en tí toda tu valía y respetan tu libertad.
Ahora sí.
Inspira hondo.
Toma aire.
E inténtalo de nuevo.
Rosaana B.