¿Adónde vas sin tus sueños?
Regresa a tu infancia – esa tierra donde era fiable dejar el corazón al viento y las fantasías
eran las únicas propietarias de tu voluntad – y dale permiso a la vida para traerlos de vuelta.
Recupera todo aquello que quedó abandonado en tu huida hacia adelante, en ese
esforzado intento de ir acomodando la vida a un mundo de adultos.
Rescata esas ilusiones simples y soplales un nuevo aliento.
Juega de nuevo con los sueños que quedaron huérfanos.
Rodéate de quienes reconocen en tí toda tu valía y respetan tu libertad.
Ahora sí.
Inspira hondo.
Sonríe.
E inténtalo de nuevo.
Rosaana B.