Tenemos todo el derecho a equivocarnos, caernos, corregirnos e intentarlo una vez más.

A ponernos de nuevo en pie, asomarnos a nuestras sombras, recorrer nuestra propia senda.

Las cicatrices hablan de historias vividas.

Cicatrices que en lugar de marcarnos la piel, pueden abrirnos lo ojos.

Ser auténticos nada tiene que ver con ser perfectos.

La autenticidad abarca nuestra vulnerabilidad y celebra el camino andado,

un camino hermosamente labrado a base de entusiasmo, imperfecciones y tropiezos.

 

Rosaana B.

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