LA INSPIRACIÓN

– ¿Cómo, siendo tan inmensa, no te había visto? Le pregunté yo, asombrada ante tan gran despiste.

Ella – más que probablemente – pensó en todas y cada una de las inquietudes que pesaban en mi ánimo; en los mil desvelos que tan ávidamente ocupaban todo el espacio de mis pensamientos. – No estabas en el lugar adecuado – me respondió la Inspiración, toda coqueta.

Y aprovechando tan magnífica ocasión, dejé que me revelase sus enigmas.

Ella, inquieta y seductora – con un brillo de emoción mal disimulado – habló de fantasía y de entusiasmo, de locura y de poesía; sus ademanes revelaban una sabiduría infinita, anclada en un tiempo que intuí como Eternidad.

Me la imaginé como una diosa, femenina, transparente, chispeante, cuyo lenguaje es la creatividad, y su finalidad la mágica conexión con el invisible mundo de las ideas.

Su poderosa fuerza transciende el mundo físico y mental; nace en un terreno infinitamente más lejano que el de la razón, pero le basta un pequeño resquicio de la mente para colarse, rebasando los límites de la imaginación y arrollando con su inventiva.

Está íntimamente emparentada con el talento y el ingenio, sus descendientes directos de primer grado.

Procuré retenerla, en un intento de calibrar su magnitud y habitar su territorio. Pero ella – tras un guiño de provocación – libre y traviesa, se vistió de luciérnaga.

Rosaana B.

 

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