Es legítimo retirarse del mundo para recomponer nuestras piezas rotas con paciencia, con calma y sin prisas.
Hay que pasar tiempos en soledad para confrontar creencias de dudosa procedencia.
Únicamente apagando el ruido externo podemos identificar de manera inequívoca nuestra propia voz.
Es bueno aislarnos de tanto en tanto y ofrecernos ese tiempo en silencio para reconocer la propia valía, recargandonos de vigor renovado.
Así pues ausentarnos del mundo exterior de vez en cuando nos permite volver a él más enteros, más vivos, más nosotros mismos.
Definitivamente, la única manera de conocerse y reconocerse es pasar más tiempo con uno mismo que con nadie.
Rosaana B.